El director de la escuela de arquitectura de la Universidad Dr. José Matías Delgado, entrevistado por El Diadio de Hoy, Rafael Tobar, explica que la mayoría de edificios que resultaron dañados o colapsaron en el terremoto de 1986 eran de estilo Art déco con influencias de la escuela de Chicago, que se caracteriza por tener un carácter elegante.
Este estilo provenía en su mayoría de Europa: de países como España, Italia y Francia, “de hecho algunos le decían a San Salvador, la pequeña París”, cuenta Tobar.
El viernes 10 de octubre de 1986, cuando faltaban diez minutos para las doce del mediodía, un terremoto de 5.7 en la escala de Richter sacudió la capital salvadoreña, acabando con la vida de más de 1,500 personas y dejando más de 200,000 damnificados, además de destruir gran parte de la riqueza arquitectónica de la época.
34 años después, las consecuencias de aquella sacudida permanecen, no solo en la mente de los salvadoreños que vivieron la tragedia, sino también en las calles del centro histórico de San Salvador, donde aún se pueden apreciar algunos vestigios arquitectónicos del que fue el motor de desarrollo económico del país durante varios años.
Estos edificios de estilo Art déco, se comenzaron a construir en El Salvador a principios del siglo XX, su mayor auge fue entre las décadas de 1940 y 1950, un período de bonanza económica para el país, debido a las exportaciones del café.
Gran parte del desarrollo de la ciudad se debió al interés estatal por la modernidad y al ingreso de nuevas tecnologías para la construcción, como es el concreto armado, “esto hace que el centro de San Salvador se aleje de la escala más horizontal que tenemos a principios del siglo, con edificios que no excedían de los tres niveles y pasemos a una escala mayor de hasta siete pisos”, explica Tobar.
Colapsaron o quedaron inhabitables por el terremoto
Con el terremoto, varios edificios icónicos del estilo Art déco sucumbieron. Algunos de los más representativos fueron, el edificio Rubén Darío y el edificio Dueñas.
Para el arquitecto Rafael Tobar, buena parte de los daños que sufrieron los edificios, fue debido a la poca experiencia que se tenía en las construcciones de estructuras tan altas, “en ese momento la experiencia que nosotros teníamos, con esa escala (más de tres niveles) era prácticamente cero”, dice.
Después de más de tres décadas de aquel fatídico día, el arquitecto Rafael Tobar asegura que, aparte de la poca experiencia, también hubo fallas de ingeniería en las construcciones y que era necesario haber puesto más refuerzos en la parte del acero, para que resistieran a los constantes movimientos telúricos del país.
En la parte arquitectónica también destaca que los edificios fueron construidos de tal forma que permitieran el aumento del comercio, por lo que la mayoría tenían grandes aberturas en la planta baja para crear escaparates, “al tener estas grandes aberturas en la parte inferior probablemente se necesitaba un mayor refuerzo en los apoyos, para que pudiéramos tener un soporte de todo el peso que tenía la parte de arriba”, afirma Tobar.
Ejemplos de este debilitamiento en la planta baja, son el Edificio Dueñas y el Gran Hotel de San Salvador, pues como muestran las fotografías, su colapso fue en el primer nivel.
Edificio Dueñas
La planta baja del edificio fue la primera en colapsar, ocasionando que el resto de pisos cayeran sobre ella. No se tiene un dato exacto de la cantidad de víctimas que perecieron dentro de este edificio. “En él se evidenció el problema de la planta baja debilitada, posiblemente por aberturas, necesarias, pero demasiado grandes para escaparates”, dice Rafael Tobar.
Fuente: www.ujmd.edu.sv/seis-edificios-antes-y-despues-del-terremoto-de-1986-en-san-salvador